Karma significa acción. Karma Yoga es el yoga de la acción consciente y desinteresada.
Todos los yogas aspiran a la liberación, a la auto realización y el karma yoga aspira a la liberación en la propia acción, transcendiendo el ego, las motivaciones egoístas.
Siempre actuamos para conseguir algo, ya sea material o no. Sin ese objetivo, si no conseguimos eso que pretendemos, nuestros actos no tienen sentido. Cuando no tenemos éxito, nos sentimos frustrados y si lo tenemos, no tardamos mucho en desear otra cosa. Esta actitud egoísta es la base de nuestra educación, de nuestro desarrollo personal y profesional, de tal manera que nuestra formación y desarrollo se ven dirigidos, limitados y condicionados al éxito y a la consecución de objetivos, posibles razones del fracaso de las políticas educativas, de la negación de la creatividad y de la falta de felicidad de nuestra sociedad.
Sin embargo, el karma yoga propone una actitud de desapego, de renuncia. Realizar cada tarea, por rutinaria que sea, con total atención y concentración. Intentar actuar adecuadamente en cada situación sin estar tan pendientes de satisfacer nuestros propios deseos, sin esperar resultados. Renunciar no significa apartarse y vivir lejos de la sociedad y del mundo material. No se trata de no tener, sino de no apegarse a lo que se tiene, de relacionarse con el mundo y con los demás no por el interés personal, sino con una actitud de apertura. Trascender el amor condicionado para llegar al amor compasivo que es consciente del dolor ajeno.
El karma yogui Swami Vivekananda decía: “…que el fin y los medios se unan y sean una misma cosa. Cuando hagáis cualquier cosa, no penséis en nada más. Hacedla como una adoración, como el más elevado culto, y dedicad toda vuestra vida a ella mientras dure su ejecución… la recta ejecución de los deberes en cualquier condición o etapa de la vida, sin ligarse a los resultados, conduce a la más alta realización de la perfección del alma individual”.